miércoles, 11 de noviembre de 2009

Simplemente...

El otoño, con su crudeza, sus noches largas, su frío, sus chulos refugiados, depara alguna buena sorpresa. El próximo martes día 17, en la Riviera, voy a cruzarme con uno de los grupos que llevo años adorando, escuchando, reverenciando en solitario, divulgando fútilmente. Sí, se trata de Simple Minds, una banda escocesa, entre post-punk y neoromantic, que durante los años 80 fabricó temazos como Speed your love to me, Sanctify yourself, Once Upon a Time, o Someone, somewhere in summertime, y que sin embargo fueron muy conocidos por el gurruño de Don't you (forget about me).

Y no, nos olvidamos de ellos, pero en los 90, con el grunge nihilista acechando por la izquierda y el electrodance por la derecha, aquel vendaval de música progresiva, envolvente y densa, aquel sonido brillante de Glasgow, a medio camino entre el rock espontáneo de los pubs y la esmerada elaboración de los buenos estudios, se diluyó en un mar de incomprensión. Pero hete aquí (¿se escribe así?) que los viejos rockeros nunca mueren. Sobre todo los buenos. La banda cumple mi edad: 30 tacos. Y lo han celebrado sacando el mejor álbum de su carrera, "Graffiti Soul". Te transporta, te lleva, te sube. Elevan el rock a la categoría de arte. En cualquier caso, y para deleite de una intensa minoría, dejo algunos enlaces a canciones de este regalo otoñal:

Rockets:
http://www.youtube.com/watch?v=9sUNrA_2Ygo

Graffiti Soul:
http://www.youtube.com/watch?v=t1aflrxMsuk&feature=related

Moscow underground:
http://www.youtube.com/watch?v=Gi0gDhCNmjU&feature=related

Y las demás, en la misma tónica. Difícil quedarse con alguna.

Y una maravilla de cuando empezaban, teniendo yo chupete:

martes, 10 de noviembre de 2009

Sueños de un seductor...

Creo que "hemos quedado como amigos" es una de las frases que más he repetido en los últimos 4 años. Cuando, después de escarmuzas, proyectos abortados sobre la marcha, indefiniciones pasajeras y frustraciones inesperadas, una empieza a pensar que Soltero es su segundo apellido, lo que peor lleva, al menos lo que peor llevo yo, es ese estado de examen permanente al que nos sometemos. Me decía alguien que conocí hace poco que las citas por Internet son como una entrevista de trabajo. ¡Qué razón tiene! ¡Y qué sentido, más allá de lo cómico, le encuentro ahora a "Sueños de un seductor", de Woody Allen!

Lo jodido es que la seducción permanente no es, ni de lejos, glamurosa ni divertida. Lo que es, es muy cara. Implica gasto en gimnasio, cremas, peelings y limpiezas de cutis, renovación de vestuario, y estar al día de la agenda cultural. Una pasta para... ¿qué? La pareja es un proyecto económico.