miércoles, 22 de febrero de 2012

La guerre est finie

Con canas que no conocía y ganas que desaparecen; con la mirada más larga y la pata más coja; con abrigos caros que dejan pasar el frío; con tanto queroseno quemado como querer consumido; con la experiencia robada trazo a trazo a la esperanza; con más mundo y menos patria; con un poco más de nada, y un mucho menos de todo.

Cantaba el kamosisa su balada barata por la calle Martín de los Heros, por la Plaza de los Cubos, por las Comendadoras. Al volver, no hubo desfile, ni laureles ni honores. La guerra se había perdido. Podía ocurrir, pero uno siempre piensa que no va a ocurrir. Uno siempre piensa que va a ganar las guerras a las que va. Las guerras sólo las ganan los que no luchan, las que las ven por Internet o por la televisión y las critican, porque son pacifistas y porque todos son iguales. Todos son la misma mierda. Los soldados siempre son anónimos. A veces quedan sus diarios.


http://youtu.be/y8AWFf7EAc4