Ya llevo los dedos "al aire", es decir, sin escayola. Tendré que hacer algunos ejercicios digitales para ir recuperando la movilidad.
Cuando me han quitado el vendaje, he sufrido una rara sensación: después de un mes con la fibra de vídreo envolviendo mi piel, ha sido como si me quitasen una parte de mi cuerpo. Inversamente, el dedo, ancho y morado, algo deforme por la quietud, con menos sensibilidad, era como un agente extraño, un saliente tumefacto que no perteneciese a mi organismo.
Me pregunto si nuestro cuerpo no es una prótesis de nuestra identidad, si nuestras manos, nuestros pies, nuestro pelo, no son perfectamente intercambiables y sustituibles por los y las de otros.
Este puente, estuve en un pueblo con Mar...
Y con Casino...
Si las heladerías venden helados y las zapaterías, zapatos, los casinos venden azar, suerte. Buena, o mala. Rien ne va plus. No va más. Y la tuvimos...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
O como lo puso Mallarmé: Un coup de dés jamais n’abolira le hasard.
Saludos.
Me alegra que puedas mover los dedos.Retoman su función original:tocar en libertad.
Gracias por tus palabras,Antonio.Saben a abrazos y risas.
Te echaré de menos.
A
Pasadlo tremendamente bien en NYC. Envidia me dais...
Publicar un comentario