domingo, 16 de agosto de 2009

Sinfonías

Avanzamos por Madison Avenue y nos acompañan varias sinfonías: el eterno zumbido de los miles taxix amarillos que son como abejas entre panales verticales, el rasgueo de las bolsas de papel de las compras de ropa contra los jeans de los peatones, los vendedores ambulantes de cualquier cosa, los gritos y susurros, en fin, de esta ciudad. A ratos Manhattan me parece atroz, a ratos me parece un pedazo del cielo en la tierra, o viceversa. Los pájaros cantan en la calle 53, y somos ángeles de Harlem. Aquí estoy junto al teatro Apollo, donde empezó Michael. Eso fue esta mañana. Ahora iremos a un musical de puppets en Broadway, donde silbaron las balas de Woody Allen. Un beso con sabor a ketchup.

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