lunes, 8 de febrero de 2010

Invicto

Invictus

Más allá de la noche que me envuelve,
negra como un pozo abominable,
yo agradezco al dios que fuere
mi alma invencible.

Caído en las garras de las circunstancias,
ni he gemido ni he gritado.
Bajo los golpes del azar
mi cabeza está ensangrentada, pero no me he postrado.

Más allá de este lugar de cólera y de lágrimas
sólo se vislumbra el horror de la sombra.
Pero incluso la amenaza de los años
me encuentra y me encontrará sin miedo.

Lo que importa no es cuán estrecha es la puerta,
ni cuántos con cuántos castigos nos aguarde.
Yo soy el patrón de mi destino,
Yo soy el capitán de mi alma.


William Ernst Henley (1849-1903)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Invencible, o "invencido", se resume en los versos finales: yo soy el patrón de mi destino, yo soy el capitán de mi alma...