miércoles, 11 de abril de 2007

Semana, ¿Santa?

Entre ramos, resurrecciones y calvarios ha desfilado una docena, veintena o treintena de cristos y vírgenes de todo pelaje por las calles de Málaga. Hay para todos los gustos (y disgustos). Unos cristos son ricos; otros, pobres. También hay vírgenes bastante horteras, vestidas como unos faralaes imposibles y unos atrezzos del barroco andaluz más recargado.

Uno no termina de entender para qué arreglarse tanto si te vas a quedar, nunca mejor dicho, a dos velas.

A mí es que lo que de la virginidad, en los tiempos que corren, mundializados, interconectados en red y rizoma, deconstruidos y diseminados, glocalizados y nómadas, me ha sonado siempre a ñoñez tipo sí pero no, poco a poco, y méteme sólo la puntita, cariño. Vamos, que el modelo nacionalcatólico de mujer, virgencita-pero-mona, recatada-pero-coqueta, que podíamos ver en las películas del franquismo y que aún hoy pervive en las sedes del PP me ha parecido siempre una calientapollas de primera categoría.

La virginidad es, por tanto, siguiendo a Zizek que sigue a Lacan, la barrera de contención-pulsión del deseo prohibido: la generación de una libido por omisión. La Semana Santa no es la escenificación del pecado, sino de la incitación al mismo. Nada hay más apetitoso que un buen Cristo en sus buenos 33 tacos, melenita y barba tipo John Lennon, con el torso lacerado y fibroso, sudando y tapándose las vergüenzas tan sólo con un paño en la cintura como si estuviese en una sauna gay.

Y qué me dicen de las vírgenes... Fijaos si serán símbolo del deseo que los musulmanes imaginan el paraíso llenas de ellas...

He intentado explicar esta teoría en las cofradías de los Estudiantes, la Pollinica y Jesús el Rico, pero ni puto caso. Ellos sabrán. Luego uno se va a la Nogalera, a Torremolinos, al ambiente homosexual más cerrado y oscuro, y está lleno de fornidos costaleros recién desfilados buscando otro tipo de cirios.

Al final, la Semana Santa es el campo semántico breve y perfecto donde se repiten hasta la náusea conceptos como emoción, incienso, azahar, fe, Málaga, pasión, madrugá, que ocultan una inmensa burocracia del deseo y del placer.

Añoro los años de fresca y alegre deshinibición de la década de los 80. En las playas de Cullera y Torremolinos, el niño que fui corría por la orilla imitando este mítico spot de Fa, sintiendo el frescor en mi piel y todo eso. Supongo que aquello era síntoma de que algo no funcionaba según los parámetros normativos. Pero que funciona pefectamente según otros parámetros performativos. Recordemos tiempos con Fa soft.



PD: Esta Semana santa he pecado, no todo lo que hubiese querido, por motivos de agenda y espacio, pero he incurrido en pecado... Merece un post-erior. Lo habrá.

5 comentarios:

AnA dijo...

Con el frescor de los limones del caribe.....tú obviamente más abajo...kekito por Dios!

DaNieLo dijo...

Desgraciadamente el modelo de muñequita "mírame-pero-no-me-toques" no sólo pervive en las sedes del PP, hazme caso...De todas formas, el problema más grave no es la falta de sexo, sino que esa carencia sea una imposición divina, en vez de una opción propia como otra cualquiera.

Aunque yo me debería callar, que todavía no me he reconciliado con mi cirio (creo que me va a dejar de hablar en breve).

Franziska dijo...

"El que tiene hambre con pan sueña". Ese es tu problema. Trata de corregirlo o de ponerte al día y verás las cosas de otra menera. Recuerda: no es bueno que el hombre esté solo.

BeBa dijo...

Keki es cierto, nada mas tentador que Cristo a los 33. Ver la última tentación de Cristo de K.
Y la virginidad??? eso que carajo es???

Kamosisa dijo...

Veo que este post ha suscitado una agria polémica...