Esta semana he estado en Madrid, en el curso de Comunicación Política y Electoral de una importante universidad americana.
Uno de los ponentes era George Lakoff, el célebre lingüista cognitivo que en su libro "No pienses en un elefante" afirma que las ideas son marcos que se reactivan cuando tratamos de negarlos.
Es decir, si me empeño en decirme "no pienses en Madrid", en realidad estoy pensando aún más en Madrid, y si el verdadero objetivo es no pensar en Madrid, lo que debería hacer es cambiar de marco. Por ejemplo: "Piensa en Barcelona".
El lenguaje no es neutro, sino que alberga ideas, conceptos, valores éticos e ideológicos.
En mi lenguaje Madrid son mis amigos.
Cada uno de ellos representa un campo semántico. Con ese vocabulario construyo la sintaxis de mi pasado.
J. me albergó.
J. por ejemplo es: ternura, recuerdos, cariño, lealtad, perdón, café, piano, humor.
Con A. cené en un japonés de Chamberí.
A. es: compromiso, inteligencia, sinceridad, generosidad.
Con Syal acabé en el Gris, escuchando a The Cure y B-Movie mientras hablábamos de por qué nos gusta la pintura Rothko o Pollock. De por qué vamos hacia los 30 años con la soledad de los adolescentes y el cinismo de los solteros empedernidos.
Syal es: amistad, debate, seducción, cultura, pop.
Ellos son mi marco cognitivo. Ellos son Madrid.
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1 comentario:
Para mí Madrid ahora es, desde hace un mes, el vacío ancho que dejó mi madre.
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