viernes, 1 de agosto de 2008

Emoticono

Desde que uso el messenger, me han fascinado esas especies de caricaturas animadas que son los "emoticonos". Iconos emotivos. Signos del sentimiento. En definitiva, un lenguaje propio. Yo creo que son una síntesis de laboratorio entre los teletubbies y las caritas acid que empezaron a llenar camisetas y cuadernos a mediados de los 90.

Era evidente que el chateo, a medio camino entre el habla y la literatura, entre lo epistolar y lo telegráfico, necesitaba ampliar sus posibilidades de expresión. Y estos muñecos animados me han servido para crear, espontáneamente, contrastes imprevistos, subrayar un sentimiento, ironizar, puntuar y, en definitiva, perder muchísimo el tiempo infantilizándome a tope. Tienen, como no podía ser de otra forma tratándose de signos, su propia gramática.

Una de las cosas que más me llaman la atención es la diversa cantidad de emoticonos que proliferan cada día, que parece responder a un catálogo inagotable de matices expresivos.

Por cierto, que recordar las caritas acid, me ha llevado a recordar la música de aquel momento, "acid jazz", que me ha llevado a recordar las delicias psicotrópicas del "op art" (optical art, que tan de moda puso la modelo y actriz Twiggi en los años 60 y 70, a la sazón, una de las fundadoras de la anorexia como estética vital). Y ello, a su vez, me ha hecho recordar la retro-futirista mise en scène de los tecno-germanos Kraftwerk.

Para muestra, un botón:






No hay comentarios: