viernes, 16 de mayo de 2008

Papel

Me instalo. Ocupo la celda correspondiente del panal. Soy una abeja, no sé si maya o azteca.

El encargo es confundirte, indiferenciarte, disolver tu identidad y producir la cera requerida para la abeja reina. Aquí se viene unidimensional y funcional. Aquí se viene soñado y llorado y reído. Todo eso debe quedar en las profundidades del subsuelo de tu inconsciente: esa caja negra de seguridad, impenetrable, que porta el ADN psicológico de cada uno de nostros.

El contra-objetivo es cercar bien ese instinto libre e impedir que la estructura devore tu identidad a base de tiempo, paredes y papel.

Sólo con los muros bien altos protegeré la casa de los Kamosisas, y no me convertiré en un "hombre de papel", en un "juguete del viento"

3 comentarios:

Max dijo...

Y sin embargo todo cambio alberga, como su posibilidad, a la posibilidad misma: la posibilidad infinita, en todo su potencial.

Kamosisa dijo...

Esa tesis es muy constructivista, muy cibernética: los procesos de cambio se generan a sí mismos, se autoproducen. Aún en el gélido espacio de lo impersonal. No como este blog. Abrazos.

NoSurrender dijo...

los que trabajamos en un staff de presidencia de una enorme multinacional sabemos algo de esto. Cuando enlazo la corbata a mi cuello no me siento muy diferente de un actor en plena obra de teatro. The show must go on.