He oído, en alguna parte, que vuelven los 90. Es decir, el nihilismo. La estética antiética, y la ética antiestética, la belleza depresiva de la decadencia, la riqueza de lo pobre y lo trash, la exaltación de la nada. Lo grunge es una forma de estar al margen, por voluntad propia. Aceptar con gusto que tú quedas al otro lado de las fronteras. Pero cuando los ojos están cansados, sólo saben mirar para adentro. ¿Tiene esto que ver con la sensación extendida de crisis, de vacío, de no future? Tal vez. Sí es cierto que, desde hace semanas, acudo a Nirvana y a Kurt Cobain como si, de golpe, aquel Dios olvidado volviese a brillar, lleno de sabiduría. He recordado una de las películas emblema de aquella década en la que fui adolescente. Trainspotting. ¿Es esto la existencia, un cuento chino? No lo sé.
Por otra parte, regodearme en la crisis, me hace pensar en las utopías. Nunca las utopías se hacen tan necesarias como al final del día. Islas imaginadas, paraísos ocultos, viajes fantásticos, países igualitarios y libres. Y también... el H&M, el Zara, El Corte Inglés... (utopías caseras, a crédito) En definitiva, lo de siempre: sexo, drogas, y rock and roll. A colocarse y al loro. Somos cíclicos.
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3 comentarios:
Después de un minucioso estudio, STULTIFER te otorga el prestigioso galardón al MEJOR BLOG DEL DÍA correspondiente al martes 2 de diciembre de 2008 en No sin mi cámara por los contenidos y matices. Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales.
Vamos, que nos ha gustado mucho y hemos querido acercarnos a ti.
Puedes colgar el Premio voluntariamente en tu blog.
Ya formas parte de la Orden del Stultifer de Oro.
Y si tienes una escalera, mándanosla y la publicamos inventándonos una historia.
Hay mucho más en los noventa, está el otro extremo, el punto cyber disco, la ropa fluorecente imposible, las discotecas con incesante eurodance sin sentido, el comienzo de las drogas de diseño, la edad de oro de la ruta del bakalao. Aunque creo que extrañamente los dos movimientos quería decir lo mismo, no te preocupes de los demás y vive el momento.
Esa segunda parte de los 90 la viví justo cuando llegué a Madrid (1997). La discoteca Aliens era el emblema. Fue una transición fuerte, pero dentro del mismo mensaje, es cierto...
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