miércoles, 7 de enero de 2009

2009

Feliz 2009.

Ya hemos deshojado, día a día, el 2008. Atrás quedó, hecho cenizas.

El calendario es una superstición necesaria, una frontera cultural que divide nuestros periodos personales. En el fondo, soy como todos. Necesito ver, en cada año nuevo, la posibilidad de un nuevo comienzo, de volver a inventarme a mí mismo, de purgarme. Propósitos y objetivos hacen cola: leer la tesis; echarme novio; amueblar mi casita; hacer más deporte y beber menos; llevar una vida feliz y hogareña, sólida y divertida: Plena. En fin, mitologías de año nuevo...

Y quiero creer que, con el año que acaba, 2008, se esfuman los malos recuerdos y las malas rachas. Será que el pasado es el trastero de nuestra mala conciencia, y también, la trituradora con la que creemos deshacernos de la mala suerte.

Es como quemar los trastos viejos la noche de San Juan, con la esperanza de limpiar los malos espíritus y los peores presagios.

Sin embargo, algo me dice que los demonios sobreviven a los cambios de año. Que el equipaje no se aligera y debemos convivir con lo que el destino, el azar, o nosotros mismos echamos en el fardo. De modo que, a apechugar. Pero la misma correa de trasmisión sirve para las cosas buenas. Afectos en los que profundizar, amistades que recargar como una batería que volvemos a enchufar a la red.

Así que, feliz eterno retorno.

2 comentarios:

BeBa dijo...

Feliz año para ti keki.
Bebi

Kamosisa dijo...

Te deseo lo mismo. Beba. Y un beso fuerte a tus hijos!