Entre los muchos que te quieren poco y los pocos que te quieren mucho, ¿con qué nos quedamos?
La versión platónica nos dirá: con los pocos que te quieren mucho. La versión posmoderna es a la inversa: los muchos que te quieren poco. O un poco, sería más correcto decir.
Pero, ¿es un juego de suma cero? Es decir, ¿los muchos que te quieren poco, sumados, pueden aportar la misma cantidad de amor que los pocos que te quieren mucho?
Hipótesis de trabajo: Sí. Ambas estrategias te pueden aportar la Ración Diaria de Amor (RDA) recomendada por todos los dietistas del "cuore".
Si bien, la estrategia posmoderna tiene una ventaja añadida: uno mismo (one self). Tú quieres poco a muchos. Por tanto, quieres en la misma cantidad que si quisieses mucho a pocos. Pero diversificas tu amor, y el coste-oportunidad es menor. En otras palabras: el riesgo a perderlo todo no existe. El peligro de un "crack sentimental" está neutralizado. Y además... con esa inversión diversificada, obtienes la misma cantidad de amor que corriendo riesgos.
Vistas así las cosas, ¿para qué querer mucho a pocos, pudiendo querer poco a muchos?
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3 comentarios:
Mmmm pues va a ser que no. Yo no creo que el amor cumpla reglas aditivas...vamos, ni aditivas ni de ninguna clase. Y es ese caos lo que le da la gracia.
Chavalote, Málaga es un puto pañuelo. Ya te contaré...
Miedo me da esa expresión de "pañuelo", que remite a casualidades inesperadas y a veces indeseadas! Bueno ya me contarás... Un besote!
Creo que está claro, hay que querer mucho a muchos, porque diversificas igual pero sin ahorrar en riqueza para ninguna de las dos partes. Yo creo que el amor es de las pocas cosas en las que nunca se pierde. Se pierde si te arrepientes, si odias, pero querer siempre es una buena opción. Otra cosa es que siempre sea fácil...
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