viernes, 3 de agosto de 2007

Cuando haya que decir adiós

El Dios abandona a Antonio

Si de pronto, a medianoche, se oye
Pasar un cortejo invisible
Con espléndidas músicas, con voces

Tu suerte que ya cede, tus obras
Que fracasaron, los proyectos de tu vida
Que resultaron todos ilusorios, no llores vanamente.
Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente,
despídete de ella, de la Alejandría que parte.

Sobre todo no te engañes, no digas que fue
un sueño, que se engañó tu oído;
no aceptes esas vanas esperanzas.

Como dispuesto desde hace tiempo, como valiente,
como corresponde a quien fue digno de tal ciudad,
acércate resueltamente a la ventana,
y escucha con emoción, pero no
con los ruegos y lamentos de los cobardes,
como un último placer, esos sonidos,
los espléndidos instrumentos del misterioso cortejo,
Y despídete de ella, de la Alejandría que pierdes.

Constantino Kavafis.

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