martes, 12 de diciembre de 2006

Igualdad

Allí estaba la gata, con su vestido de Desigual, hablando de la Igualdad y del Equal (paradoja socio-textil). Dando una conferencia, guapa y glamourosa, a sindicalistas duros de pelar, de los de antes, en un hotel de Torremolinos en primera línea de un mar muy agitado hoy. Sabía que no iba a convencerlos (nadie, salvo Pepe Stalin, puede convencerlos.../as), pero hablaba tranquila, segura de sí misma, pareciendo flotar ligera entre conceptos como sesgo de género, transversalidad, conciliación y más. Les regalamos un minicosturero a ellos, y una navaja multiusos a ellas, con nuestro logotipo.

Luego, volver a Málaga mirando las vallas, en los descampados, con la cara de nuestra candidata: maternal, sonriente, madura y joven al mismo tiempo.

Y de vuelta en la oficina: ¿qué es una mujer? Una mujer es una mujer, como diría Goddard. Y a la hora de la comida, a la gata le arañaron otras gatas, digamos, tigresas más poderosas que ella, envidiosas de la belleza y la sencillez, de la astucia y la naturalidad de la gata. Así ocurrió hoy, entre mentiras institucionales y sillas vacías.

¿Cuándo el feminismo logrará poner delante de todas las mujeres una mirada blanca, sin receleos mutuos, una mirada al fin fraternal, llena de esa empatía que luego sí son capaces de mostrar con el mundo?

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