viernes, 5 de septiembre de 2008

Déjame besarte

¿Qué pulsión oculta, qué resorte a medio camino entre el corazón y los pulmones, nos empuja a querer besar a alguien? ¿Qué nos mueve hacia los labios, la lengua, la respiración de otra persona? ¿Qué íntimo anhelo de invasión, de posesión, dirige nuestra boca hacia otra, ignorante de sus hálitos, su salud bucodental, sus caries, sus chicles, sus ortodoncias, sus degluciones en el restaurante tai, sus oraldines?

A veces, besar puede ser bostezar a la par, o morderse, o callarse, o hablarse.

Hay un bar en Madrid que se llama "Déjate besar", y una canción de Morrisey que se titula "déjame besarte".

¿Es lo mismo besar que ser besado?

He ahí cuestiones para un fin de semana, previsiblemente, sin besos.

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