miércoles, 28 de febrero de 2007

Somos queer, pero no as folk

(Antes de la segunda entrega del post-teaser).

Somos queer: extraños, ajenos, raros. No como la estúpida serie americana, Queer as folk, versión gay de la aún más estúpida Sensación de vivir. Teleseries americanas que hicieron las delicias del pijerío de mi generación.

Aquí tenemos a otra sierva de Foucault, como yo: Beatriz Preciado. Leer "El manifiesto contrasexual" supuso un impacto, después del impacto, años antes, que fue leer "Historia de la sexualidad" o "Las tecnologías del yo" de Michel Foucault. En plena controversia cayó en mis manos "Cuestiones sobre la cuestión gay", de Didier Eribon, y me cuestioné todo de nuevo. ¿Somos actos de habla? ¿El poder nos produce como sujetos a través del lenguaje? ¿Qué función tienen las "cajas negras del discurso", que señalaba Foucault como lo no dicho, lo desviado, lo que queda fuera de ángulo?

El propio Michel Foucault se contradecía cuando, en la "Microfísica del poder", afirmaba que todo poder genera su propia resistencia, porque la lleva implícita (o supuesta, ya que el poder presupone una resistencia).

En ese sentido, el manifiesto contra-sexual, es una propuesta dialéctica, y por tanto, performativa también. Aunque es cierto, como afirma Preciado, el nomadismo de lo masculino y femenino (hasta ciero punto).

Donna Haraway llevaría esta reflexión hasta el límite con sus Manifiesto Cyborg.

Pero no es menos cierto que los seres humanos somos performativos. O, dicho de otra forma, culturales, y por tanto nómicos, en el sentido de que no podemos vivir sin normas. Sean las que sean. Sin concepto de lo "normal". El problema, como siempre, estriba en ponernos de acuerdo acerca de lo que es o no normal.



¡Repensar la coporalidad, repensar las células. Por una biopolítica de las células!

Por cierto, gata, que a ver si nos traemos a todas estas locas a Málaga a decirle -de una vez- a todas las feministas de viejo cuño (y viejo coño, también) que son unas cyborgs, merecedoras de ser deconstruidas, y metidas en la caja negra del dicurso. Sería un acto contra-sexual, sin duda.

Más información sobre pensamiento queer en Hartza.

3 comentarios:

AnA dijo...

Tú lo que quieres es que hable mañana de los transplantes de órganos sexuales ante ese foro de médicos y familiares abnegados....

Kamosisa dijo...

Deberíamos empezar a deconstruirlo todo, Ana: el partido, las instituciones, los discursos. Acabemos de una vez por todas con esta cultura y empecemos de nuevo.

Raquel Márquez dijo...

No te olvido ni mucho menos, Antonio, una pena no vivir en la misma ciudad... Si pasas por aquí no te escapes sin un café, invito yo :-)

Tengo unos 6 amigos fanáticos de Queer as folk, pero sólo un par de ellos dicen que simplemente les gusta y lo disfrutan. El resto dicen que es mala pero que la ven. Curioso cuando uno hace eso: queremos ser frívolos sin dejar de ser críticos, y yo creo que en las cosas en que uno es frívolo hay que disfrutarlo y no teorizar tanto, joder.

Firmado: una feminista de viejo cuño que renovó su coño y se olvidó de tonterías.